Pan, arroz y pastas alimenticias en la dieta mediterránea
La dieta mediterránea, basada en la trilogía del olivo, el trigo y a viña, tiene en los cereales uno de los alimentos que más ha influido en su cultura.
El pan es la manera más habitual de consumir cereales, aunque hay que destacar que el integral es el único que conserva todas las propiedades nutritivas. Junto a las pastas, el maíz, la cebada, el centeno y el mijo, son parte fundamental de la alimentación. Contienen abundantes hidratos de carbono de asimilación lenta, proteínas, minerales y vitaminas A, B, y E. Resultan una fuente indispensable de energía siempre barata.
El arroz aporta bastantes proteínas, apenas grasa, muchos carbohidratos, un poco de fibra, minerales y vitaminas, principalmente niadina y ácido fólico.
La pasta de calidad superior se fabrica con grano de trigo duro que conserva un importante porcentaje de celulosa y de germen. Contiene mucha proteína, pocas grasas, bastante fibra, aceptables cantidades de calcio, magnesio, potasio y fósforo. También bastantes vitaminas del grupo B.
Las legumbres secas y sus beneficios
Tienen un elevado contenido en proteínas, hidratos de carbono, fibra, sales minerales. En especial potasio, fósforo, calcio y magnesio, y buena cantidad de ácido fólico, vitamina A, algunas del grupo B. Su mayor inconveniente es su escasa digestibilidad (65%), que las hace ser mal toleradas por algunas personas, pero que es evitable si simplemente si se toman en puré.
El Jamón serrano
Aporta vitaminas B1, B2 y sobre todo, niacina. Sólo 100 gramos de jamón proporcionan el 24 % del consumo diario recomendado de esta vitamina. El jamón es rico en minerales, hierro, magnesio, cinc, calcio y sobre todo en fósforo.
Quesos frescos, curados y semicurados, de leche de oveja y de cabra.
El queso es uno de los alimentos más completos que existen dentro de la gran oferta alimentaria mediterránea, debido a la gran proporción de elementos lácteos que contiene; en particular proteínas de gran calidad biológica, grasas saturadas y monoinsaturadas, apenas tiene carbohidratos, mucho calcio y fósforo, nada de fibra, vitaminas A,D, Grupo B y ácido fólico, y cifras de colesterol que se deben tener en cuenta, además de bastantes calorías.
A quesos frescos como los de Feta griegos, o los Ricotta italianos, hay que añadir los fermentados como los Bleus franceses, o el Cabrales español; y, según las áreas geográficas, las costumbres del yogur y las cuajadas.