Tantas semanas sin salir de casa han ayudado a resistir mejor el envite del coronavirus, pero ha dejado a la mayor parte de la población con una serie de desequilibrios (por abuso o por deficiencia). La falta de vitamina D es uno de ellos.
Y es que, la dieta y la nutrición también forman parte de la larga lista de perjudicadas durante la crisis sanitaria desencadenada por el coronavirus. Durante estos más de dos meses sin salir de casa, la mayor parte de la ciudadanía ha visto cómo sus pautas alimenticias han cambiado, han comido más de lo necesario o han pasado por alto algunas de las recomendaciones de sus especialistas y su régimen. Pero no solo pecamos por exceso, sino también por defecto.
Durante el confinamiento, la Fundación de la Alimentación Saludable ha hecho especial hincapié en la vitamina D, en la necesidad de su metabolización y en las formas en las que se debe implementar su aporte para evitar su déficit. Aunque en Palmamédica, desde nuestra sección de dieta y nutrición, ya hemos hablado de la “vitamina del sol”, volvemos a subirla a la palestra para recordar su importancia. Antes de echarte protector por todo el cuerpo y lanzarte al exterior a absorber todos los rayos UV, lee este post.
La importancia de recuperar (con cabeza) el aporte de vitamina D
El sol, sus rayos y su luz son la fuente de la que recibimos el mayor aporte de vitamina D. Pero después de más de dos meses en casa – durante el estado de alarma decretado por el Gobierno – muy pocos han podido aprovechar estas bondades del astro rey. Así, el marcador de 2020 en cuanto a los depósitos de este nutriente permanece bajo mínimos y nos enfrentamos a la inminente llegada del verano sin saber muy bien cómo actuar y cómo rellenarlos.
Además de aprovechar hasta el último rayo de sol – recuerda, siempre con la protección adecuada para evitar dañar la piel con los efectos negativos de los rayos UV – la dieta y la nutrición pueden ser una vía alternativa y complementaria para evitar las carencias de vitamina D en todo tipo de organismos y sus problemas derivados. ¿Que cuáles son?
- Dolencias óseas por la falta de asimilación de calcio, como el raquitismo en niños o la osteoporosis en adultos.
- Mayor exposición y posibilidad de contraer infecciones. La vitamina D refuerza el sistema inmune de manera que, sin su metabolización, caen las defensas.
- Menos protección frente a la proliferación de células cancerígenas. Unos depósitos adecuados de este nutriente ayudan a frenar su avance y expansión.
Para hacer frente a esta carencia de vitamina D en este periodo de recuperación post COVID-19, desde Palmamédica te recomendamos hacer pequeños esfuerzos y cambios en tus hábitos, sobre todo los relacionados con la dieta y la nutrición:
- Aprovecha las pequeñas salidas a la calle para absorber la energía solar. A través de la piel, las personas pueden cubrir hasta el 95% de sus requerimientos de calciferol. No es necesario pasarse todo el día al aire libre, con 20 minutos y con el contacto directo del sol con la cara y los brazos es suficiente.
- Incluye en tus menús alimentos como el salmón, los huevos o la mantequilla. Son productos beneficiosos, aunque poseen un alto contenido en grasas. Por eso es necesario controlar su consumo, sobre todo si estás siguiendo una dieta proteica como la de Palmamédica.
Cuando el déficit sea preocupante, se puede recurrir a los suplementos, pero siempre bajo prescripción médica. Las personas que siguen una alimentación vegana o los ancianos tienen una mayor predisposición a presentar mayores carencias de esta vitamina. Bajo la supervisión de un facultativo, pueden iniciar la ingesta de determinados complementos farmacológicos.
