Todos hemos oído hablar con frecuencia de los “radicales libres”, relacionándolos con la dieta, el envejecimiento cutáneo y diversas enfermedades, pero a menudo nos preguntamos sobre qué son realmente, cómo funcionan y qué podemos hacer para que no nos afecten de forma perjudicial.
Los radicales libres son sustancias químicas muy reactivas que introducen oxígeno en las células produciendo la oxidación de sus partes, alteraciones en el ADN, y que provoca cambios que aceleran el envejecimiento del cuerpo. Esto es debido a que el oxígeno aunque imprescindible para la vida, es también un elemento químico muy reactivo.
Sin embargo, el propio cuerpo genera radicales libres para su propio uso como por ejemplo controlar el tono muscular, eliminar bacterias, regular la actividad de los órganos, etc., y al mismo tiempo genera antioxidantes para eliminar los radicales libres que le sobran.
Entonces ¿cómo controlar sus efectos negativos? La excesiva cantidad de radicales libres en el organismo provocan el daño y destruyen las células que no se pueden reproducir o cumplir sus funciones.
Por lo tanto debemos tener en cuenta los factores que los hacen crecer: en primer lugar el exceso de calorías en la dieta, abundante en grasa animal, grasas saturadas y alimentos procesados: aditivos, ahumados, braseados, los alimentos fritos con aceites requemados; la contaminación ambiental, el tabaquismo, el alcoholismo, los rayos ultravioleta y algunos medicamentos.
El cuerpo tiene sus vías de eliminación de radicales libres y la posibilidad de neutralizarlos en la misma sangre o en los fluidos corporales; esta es la labor de los antioxidantes endógenos.
Sin embargo existen antioxidantes exógenos que podemos encontrar en determinados alimentos, básicamente son las vitaminas:
– Betacaroteno (provitamina A) que podemos encontrar en frutas y verduras como la zanahoria, el tomate, el mango o el melón.
– Vitamina E, es uno de los antioxidante más eficaces. También presente en frutas y vegetales como espárragos, espinacas, brócoli, aguacate, etc.
– Vitamina C, Es particularmente efectiva en la lucha contra los radicales libres causados por la contaminación. También ayuda en sus efectos a la vitamina E. Es abúndate en los cítricos, el kiwi y el pimiento entre otros vegetales.
– Los flavonoides, son unos pigmentos naturales que se encuentra en la parte superficial de las plantas para ayudarlas a protegerse de la oxidación producida por los rayos solares. La mayor parte de esta sustancia se encuentra en la piel y en la capa externa de frutas y verduras.
– Las antocianinas, pigmentos azules de frutas y verduras como los arándanos, las moras o la col lombarda, son sustancias de una estructura similar a los flavonoides con alto poder antioxidante.
Conclusión:
Los antioxidantes ayudan a proteger el cuerpo contra los daños de los radicales libres, pero siempre teniendo en cuenta que el objetivo es alcanzar el equilibrio. El exceso de vitaminas también puede ser perjudicial.
