Se puede «picar» entre las comidas principales del día, sin tirar por la borda todas las renuncias y esfuerzos dietéticos. ¿Quieres saber cómo? Te lo contamos todo en este post.
El arte del “picoteo” entre horas tiene defensores y detractores casi a partes iguales. Por un lado, nos encontramos a aquellos que aseguran que una pequeña ingesta en las horas previas a las principales comidas nos ayuda a mantener a raya el apetito voraz. Por el otro, están los que piensan que este hábito no solo echa por la borda los éxitos conseguidos con dietas o con determinadas pautas de alimentación, sino que puede llegar a ser el culpable de problemas de salud importantes como la obesidad o la diabetes.
Para unos y otros, lo importante va más allá de controlar lo que se come (que también). Todos los adultos sin excepción, tanto si están a dieta como si no tienen ningún tipo de necesidades especiales, necesitan practicar un poco más de lo que se conoce como la alimentación consciente. Pero, entonces ¿es bueno o es malo picar entre horas? Sea cual sea tu dieta y tu estilo de vida, este post te interesa.
Picar entre horas sin matar el equilibrio nutricional en el intento
En la clínica Palmamédica, ayudamos a nuestros pacientes a conseguir sus propósitos de nuevo año (en lo que a nutrición y estética se refiere) a través de nuestra dieta proteica. Pero, además de eso, también les facilitamos el camino hacia el éxito en el equilibrio nutricional. Después de superar todas las fases del tratamiento dietético, y siempre bajo la supervisión de profesionales, los pacientes saben diferenciar entre hambre y apetito, comen solo cuando sienten la primera y buscan otros planes para hacer cuando les ataca el segundo.
Es lo que se conoce como alimentación consciente y así la describen desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Según esta forma o filosofía de nutrición, se podría dar el visto bueno al picoteo entre horas si:
- Los alimentos que se ingieren cuentan con valores nutricionales de interés. Los dulces o los productos con elevados niveles de azúcar o grasa quedan fuera de esta ecuación.
- Se come por hambre y no por aburrimiento o “porque toca”. El apetito, sobre todo si es emocional, hace un flaco favor al equilibrio nutricional de todo el día. Cuando sientas un agujero en el estómago, no te lances al armario del pecado. Espera y analiza de dónde viene ese hambre insaciable.
- El apetito se mantiene después de beber agua. En muchas ocasiones, el organismo confunde el hambre y la sed. Empieza por solucionar la segunda y podrás comprobar si la primera era solo una falsa alarma.
- Se reparte la ingesta diaria en unas cuatro comidas diarias, con una pequeña (y controlada) a media mañana y otra a media tarde que podrían ser consideradas como el verdadero picoteo. Aumentan las tomas, pero se reducen las cantidades.
- Apuesta por la fruta, los frutos secos al natural o tostados (sin pasarse con las raciones, puesto que son muy calóricos), bebidas con el mismo aporte calórico que el agua como los tés…
Pon al día tus hábitos alimenticios e intenta adaptarlos a estas normas de la alimentación saludable y consciente. Y recuerda: que sea saludable, no significa que puedas abusar de ello. Si además de controlar y equilibrar tus hábitos alimenticos quieres perder peso de manera segura y definitiva, ponte en manos de los especialistas de Palmamédica y comienza tu dieta proteica con nosotros.
